Es la pieza escénica, escrita por Talía Yael, que ganó el Premio Nacional de Dramaturgia Joven Gerardo Mancebo del Castillo 2019. Además de explorar el universo de lo femenino, Pollito genera una convergencia entre la poesía, el teatro y vuelve la piel de gallina gracias al excelente trabajo escenográfico que, de una manera sencilla coloca al espectador en una alcoba, una cocina, en el campo o, incluso, al interior de su protagonista.
Érase una vez un Pollito que obligaba a los espectadores a preguntarse qué significa ser una cabra en una familia de gallinas.
A través de un ejercicio metafórico, Pollito, obra dirigida por Micaela Gramajo, indaga en las memorias infantiles, explora los cambios que atraviesa una persona con el paso del tiempo y nos muestra el resquebrajamiento del “Yo” como sujeto. Nos rinde evidencias de abandono, de las heridas que también conforman la personalidad y pregunta “¿Si él regresa, cómo va a encontrarme si no soy Pollito?” “¿Cómo pía un pollito cuando se fuga una etapa de su vida?”
Está puesta en escena, producida por el Centro Cultural Helénico y la Compañía Nacional de Teatro, se desarrolla por capitulos escénicos que se relacionan con distintas etapas de la vida en que la protagonista, inevitablemente es obligada a reposicionarse.
Desde el abandono, la construcción de la identidad,, el descubrimiento de la sexualidad, de la otredad e incluso de la violencia. Pollito va descubriéndose encerrada en las mismas preguntas que ofrece. Está puesta en escena hurga y hace mermelada con las llagas heredadas. Pollito es una niña, una adolescente, una adulta que descubre y abraza su vulnerabilidad e, incluso abraza a su madre frente a la figura ausente que sólo se materializa para reflejar la brutalidad que circunda a los cuerpos y las vidas de las mujeres. En palabras de Micaela Gramajo: “En Pollito podemos ver a todos los personajes y a todas sus relaciones atravesadas por un sistema, por una herencia cultural que coloca a las mujeres en el centro de la violencia absoluta”
Está obra permite vislumbrar la compleja relación de una madre y su hija. Hace a un lado todo el romanticismo, Pollito presenta todo un mundo de altibajos que sumergen al público en un territorio nostálgico y onírico. Se hacen presentes evocaciones a autoras como Alejandra Pizarnik, Clarise Lispector y Dulce María Loynaz mientras acompañamos a Pollito en una travesía introspectiva de reconocimiento.
Esta obra da a luz una experiencia épica de introspección corporal y emocional. Es una cirugía a corazón abierto que se ofrece como un pollo a la mermelada; es un mapa que cimbra la ❎ en los puntos más dolorosos de una historia íntima, una búsqueda por desprenderse del dolor de la tradición y reescribirse a partir del rompimiento de patrones opresivos asociados a las mujeres.
La sombra se manifiesta, el pollo se desarrolla, la niña transmita en mujer y la obra se otorga al público para que tome sus propias decisiones.
¿Tú cómo te llevas con tus antepasadxs?